Cuando los árboles frutales empiezan a florecer en primavera en el sur de España, nuestros corazones siempre se abren. Regiones enteras del país aparecen entonces con un manto blanco, rosa pálido o rosa.
En esta encantadora primavera dependemos de muchos ayudantes en nuestras plantaciones: las abejas. Porque sólo se polinizan las flores cuando estos insectos »peludos« vuelan afanosamente de flor en flor para recoger polen para su descendencia, y es así como, más tarde, se forman los frutos. ¡Si no hay abejas, no hay fruta! Por eso, por supuesto, hacemos todo lo posible para que los pequeños zumbadores se sientan como en casa en todos nuestros campos. Así es como empleamos a los apicultores, que cuidan con amor de estas pequeñas trabajadoras. Ellos instalan las colmenas y buscan nuevas reinas, para que se creen nuevas colonias de abejas.
 Dejar un comentario