El ser humano es un animal de costumbres desde bien pequeñito. El sentido del gusto de los bebés se forma desde el primer bocado, así que si se trata de brócoli, espinacas o coliflor, mejor que mejor. Según los expertos en nutrición del University College de Londres, comer este tipo de verduras hace que más adelante sean menos caprichosos a la hora de elegir la comida, mientras que si un niño come muchos plátanos y otros dulces, podría acabar siendo un goloso empedernido. La experta en nutrición Alina Leitinger lo tiene claro: “Nacemos con una preferencia por los sabores dulces. Sin embargo, podemos aprender a desarrollar preferencias gustativas. Esto es mucho más fácil para los niños que para los adultos”. Por eso, los investigadores también recomiendan ofrecer a los pequeños
verduras verdes y frutas ácidas, como cerezas o ciruelas. Y si los pequeños ven cómo sus padres disfrutan comiendo fruta y verdura, entonces tienen todos los números para llevar una alimentación saludable durante toda su vida.
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