Para que esta maravilla de sabor pueda hacerse realidad, y nuestros arándanos puedan desarrollar su aroma por completo, es necesario un fuerte contraste de temperatura. Esto significa días cálidos y soleados y noches frescas. Por eso sólo las cultivamos dónde el clima es realmente óptimo. En Alemania por ejemplo, el agricultor Jochen Münkel de Baja-Franconia procura que solo se recolecten los más grandes y con el color ideal. Pues es entonces, cuando obtienen la mayor cantidad de pigmentos vegetales saludables y además son especialmente sabrosos.
Dulce consejo:
Los arándanos son las únicas bayas que maduran después de la cosecha. Es decir que su sabor es aún más dulce y aromático después de la compra.