Un estilo de vida saludable con actividad física regular, apetitosa fruta y verdura en abundancia y poco estrés mantiene el cuerpo en forma y lleno de vitalidad, y con ello, por supuesto, también la mente. El Dr. Changzheng Yuan de la Harvard School of Public Health de Boston ha confirmado esta afirmación con un ambicioso y dilatado estudio (Changzheng Yuan et al., Neurology 11/2018): entre los años 1986 y 2002, él y su equipo preguntaron a casi 28.000 hombres sobre sus hábitos alimentarios.
Los encuestados, con una edad media de 51 años, debían responder con qué frecuencia consumían los 130 alimentos objeto de estudio. Más tarde, entre 2008 y 2012 pidieron a los participantes que valoraran, de forma subjetiva, sus capacidades mentales. El 7 % de los encuestados sufrían problemas de memoria graves; justo aquellos que 20 años antes llevaban una vida notablemente menos saludable que aquellos que no presentaban ninguna deficiencia cognitiva: habían hecho menos ejercicio físico, habían fumado más, tenían niveles de colesterol en sangre más altos, y en muchos casos, diabetes. Teniendo en cuenta la edad y la ingesta total de calorías, se evidenció una relación entre el consumo de fruta y verdura y la memoria: en aquellos que consumían una mayor cantidad de fruta y verdura, la posibilidad de sufrir un deterioro significativo de sus facultades
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