¿Conocéis esa fruta con forma de pera y cuya piel va desde el verde oscuro hasta el negro-morado? Pasa desapercibida en el estante de la sección de fruta y verdura, ¿verdad? Pero en realidad habría que anunciarla como el superalimento que es: estamos hablando del aguacate, esa exótica y exquisita fruta. Antes solo los valientes se atrevían con ella. Hoy la encontramos cada dos por tres en nuestro plato. ¡Genial! Porque esta delicia singular no sólo tiene un sabor cremoso y delicado, sino que además nos aporta gran cantidad de energía y minerales.
Así que no os preocupéis si por cada 100 g de aguacate estáis ingiriendo 220 kcal y casi 25 g de grasas, porque casi es imposible encontrar unas grasas más saludables que las de esta fruta. Además tiene mucha fibra para poner a punto nuestro sistema digestivo. Y no olvidemos los esteroles vegetales, que reducen el colesterol y tienen efectos antiinflamatorios. Y encima nos limpia la zona bucal y faríngea de indeseables bacterias, ayudando además a eliminar el mal aliento y a reducir el riesgo de caries.
¿No os parecen motivos suficientes para incluirlo en vuestra lista de la compra? Pero no lo comáis demasiado pronto… Hasta que no está maduro, nuestro cuerpo no asimila todos sus efectos beneficiosos. Si todavía está duro, envolvedlo en papel de periódico y conservadlo a temperatura ambiente, hasta que ceda levemente a la presión de los dedos. Puede que tarde un par de días, pero podéis utilizar el tiempo en pensar cómo os los vais a comer. 😉 Nuestro consejo: probadlo en alguna receta de helado o un batido… ¡está de muerte!