¿Sabes dónde crecen nuestros jugosos melocotones dulces y nuestras celestiales nectarinas? Vienen de cerca del pintoresco pueblo de Caspe, en la provincia de Zaragoza, en el norte de España. Aquí el sol brilla casi a diario desde un profundo cielo azul. ¡Es la zona de cultivo de frutas de hueso de primera calidad! De primavera a otoño el sol español acaricia nuestros frutos. Por eso se vuelven maravillosamente dulces, aromáticos y jugosos. Además, el río Ebro proporciona un microclima particularmente favorable con temperaturas estables y vientos suaves que permiten que la humedad se evapore rápidamente. El moho apenas tiene una oportunidad y podemos prescindir de los fungicidas durante el cultivo.
Nos gusta mucho eso y especialmente gusta a nuestras frutas de verano. Además, sólo utilizamos agentes biológicos que son completamente inofensivos para las abejas durante el período de brotación y floración para combatir posibles enfermedades y plagas. ¡Porque: sin abejas, no hay frutas (de hueso)!
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