A diario estamos rodeados de bacterias, virus y hongos. Pero para evitar que nos pongamos enfermos continuamente nuestro cuerpo tiene un sistema de defensa, una protección por así decirlo, contra estos agentes microscópicos causantes de enfermedades: nuestro sistema inmunológico. El sistema inmunológico es una intrincada y compleja red de órganos, tipos de células y moléculas. Cuanto más fuerte es esta red y cuanto mejor funciona en conjunto, menos expuestos estamos a las enfermedades y más rápido podemos acabar con los patógenos en caso de infección. Tenemos algunos consejos para que las defensas del propio cuerpo contra los patógenos se adapten bien.
Y esto incluye una dieta variada con muchas frutas y verduras frescas.
Una recomendación de antemano: comer todo lo que proceda del huerto. Cuanto más variada sea la dieta, mayor será la gama de vitaminas y oligoelementos que ingiera. Tu sistema inmunológico agradece los oligoelementos como el zinc, el hierro, el cobre, el selenio y el magnesio, que se encuentran en las ensaladas, las verduras de hoja verde (acelgas, espinacas, pak choi, col), los frutos secos (nueces de Brasil y anacardos), el hinojo, las zanahorias, los tomates, las patatas, las legumbres y los nabos. Además, a las defensas de tu cuerpo les encantan las vitaminas, especialmente las vitaminas A, B, C y E. Se encuentran en las zanahorias, los caquis, los albaricoques, los canónigos, la col, los kiwis, el
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