¿Os morís de ganas de viajar, pero no podéis? Pues nuestros dulces y jugosos mangos os teletransportarán directamente al trópico. O, al menos, eso es lo que nos ocurre a nosotros: mientras nuestros exóticos mangos se nos deshacen en la boca, inmediatamente nos viene a la mente la imagen de playas de arena blanca, aguas color turquesa y exuberantes palmeras.
El agua que nutre estas joyas doradas sin fibras es la suave lluvia de los Andes, que recogemos en estanques y conducimos directamente a los árboles. Allí gotean sobre el suelo hasta las raíces sin evaporarse, con lo que ahorramos una enorme cantidad de agua. Para nosotros, lo más importante es conseguir un cultivo en armonía con las personas y la naturaleza. Por ejemplo, para combatir las plagas empleamos depredadores naturales o utilizamos productos biológicos. Para conseguir el espléndido desarrollo y la preciosa coloración de nuestros mangos, los árboles deben podarse periódicamente por manos expertas. Eso nos permite cosechar estas joyas de sol para el cuerpo y el alma, que estimulan el metabolismo, previenen infecciones e incluso mejoran el aspecto de la piel: fantásticas razones todas ellas para disfrutar de estos frutos tropicales a placer. Y aunque, por supuesto, pueden comerse al natural, existen también muchos platos deliciosos que pueden prepararse con mango, como mango al curry, chutney de mango, helado de mango, smoothies de mango, ensalada de rúcula con mango o fajitas de mango. ¡Buen provecho!
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